domingo, 26 de junio de 2011

Periodista: ser o no ser


En el año del periodismo hecho por periodistas

Periodista: ser o no ser

***Este trabajo fue redactado en el año 2009. En virtud de ser el año 2011 el año declarado por el Colegio Nacional de Periodistas contra el ejercicio ilegal del periodismo lo retomo como un homenaje a todo aquel que nació periodista y que buscó la senda profesional que lo llevó más allá de la inclinación innata a preguntar

Erika Polanco

Es una mañana fresca, llena de brillo, con un sol resplandeciente y numerosos pájaros cantando en contraste con el sonido mañanero de las cornetas de cuanto carro comienza a formar la ya común tranca del centro de la ciudad.

Tomándose un cafecito con una leche recién regulada en Gaceta Oficial, nos encontramos a nuestro personaje de hoy, vestido a la moda, con colores brillantes y ácidos como recomiendan los fashionistas para esta época del año.

Un impecable corte de cabello deja ver un muy bien cuidado cutis con técnicas de última generación y una perfectísima sonrisa que hipnotiza a quienes le ven pasar.

Sentado frente a su mini portátil que siempre lleva consigo, clickea en alguna página de tecnología para ver lo más reciente en el mercado y suspira pensando si ahorrando fuertemente hasta Navidad podrá comprarse el nuevo juguete que le brindará un brillo más de felicidad y status frente a la competencia.

Le abordamos de inmediato y nos invita a compartir la mesa donde se inicia este diálogo.

-Buen día. Me contaron que usted es periodista, de los mejores, ¿me concede una entrevista muy corta y precisa?

-Claro, no hay ningún problema

-No le conocía de ningún medio pero me han dicho que es muy popular. ¿En qué escuela se graduó?

-En la más importante. En la Escuela de la Vida

-Ah, pero como Comunicador Social ¿obtuvo un título?

-Depende de lo que usted defina como un título. Yo al igual que usted soy curioso, me gusta preguntar, indago en torno a muchos temas, escucho a la gente y trato de ayudarla dando a conocer sus problemas y generando la posibilidad de una solución, escribo de manera impecable, mi léxico es rico y apropiado, guardo un criterio de equilibrio frente a hechos conflictivos y además de eso, persigo una sociedad más justa.

-Comprendo, pero ¿es periodista entonces?

-Ciertamente creo que soy esa esencia viva que está dentro de todos los seres humanos de manera innata. Soy un poco de la curiosidad que los lleva a indagar en torno a qué pasa, soy además la chispa de esa “radio bemba” tan popular en nuestro país, soy quizá un poco de ese interés por los temas polémicos del día a día, soy un toque del literato popular que desea plasmar en una hoja todo cuanto observa y cree importante, más sin embargo… hay cosas que no soy…

-¿Cosas que no es?... ¿podría usted ser más preciso?

-Te explico. Desde que llegaste a la mesa que compartimos, te empeñaste en sacarme la verdad a como diera lugar sobre mí.

Muchas veces me dejo ganar por mis pasiones y soy capaz en nombre de “mi verdad” de esconder un poco de la “verdad verdadera”… ¿no te pasa lo mismo?.

No valieron de nada mis encantos, estabas empeñada en un objetivo no te desviaste de él. Querías que todos supieran qué se escondía detrás de tanta perfección y halago callejero. Sé que habrías hecho hasta lo imposible para ponerme en evidencia. ¿Por qué dedicar tanto esfuerzo a eso?... ¡que fastidio!... ¿investigar?, ¿para qué?, es más, ¿cómo se hace eso?

Te confieso; no sé hasta qué punto sería capaz de abandonar mi rutina diaria de gimnasio, spa, compras, cine y discoteca, por dedicarme en cuerpo y alma a eso que ustedes llaman periodismo y que más bien considero una entrega incomparable que soy incapaz de apreciar y mucho menos de imitar. ¡Que esclavitud!

No me veo desprendido de mi sacrosanta tradición familiar del compartir la mesa, cenar en punto, charlar por teléfono con mis padres, acostar a mis hijos y besar a mi esposa antes de dormir. Menos aún toleraría que me llamasen de madrugada para decirme que hay un desastre natural y en vez de ponerme a resguardo y cuidar de los míos, salga corriendo tras las noticia. ¿Acaso eso lo hace la gente normal?

No logro comprender cómo son capaces de ir tras la verdad hasta el fin del mundo cuando cualquiera puede contarte lo que pasó. No existe necesidad de tanto trabajo para corroborar los hechos. ¡Yo tengo mis fuentes!...aunque pensándolo bien… jamás nos hemos visto en persona.

Cómo es que pueden ser tan insensatos para arriesgar sus vidas simplemente por estar dónde está la noticia, por buscar la verdad de lo que sucede.

Y lo peor de todo, cómo pueden exponerse a ser perseguidos por defender una libertad a expresarse sin miedo cuando deberían sentir mucho miedo ante tanto poder junto y sin control.

Me pregunto, ¿dónde aprendieron todo eso?, ¿me lo puedes explicar?

-No, mi estimado y respetado señor, lamento no poder concederle a usted una entrevista, usted me ha dejado bastante claro que no es un periodista. Buenos días.

Nuestro personaje, “indignado”, cerró de un manotazo su mini portátil, se fue sin pagar el café y se levantó para abandonar el diálogo caminando dificultosamente con su pata de palo mientras el parche en el ojo le impedía ver el carro que se aproximaba. Él y el loro que llevaba en el hombro terminaron a milímetros de la rueda de una unidad móvil que decía en letras grandes y bien legibles: PRENSA.