viernes, 19 de febrero de 2010

¿Quién quiere seguir jodido?


Muchas veces borré las primeras líneas de este material porque trataba de conseguir una manera de iniciar lo que debe ser una idea concisa, sin frases rebuscadas, sin adornos ni eufemismos.

Decidí que no era tiempo de ponerse con rodeos y por eso expreso las cosas tal cual las siento en este momento en que analizo la situación de mi país.

¡Estamos jodidos!.

Alguien me decía que no podía haber nada peor que lo que estamos viviendo y yo le aseguraba de inmediato que se equivocaba, que si hay algo peor: ¡Seguir calándonoslo!.

Particularmente me siento agotada de no pensar en nada más a diario que en una manera de lograr nuevamente por lo menos un equilibrio en mi país.

No plasmaré aquí frases ilusas y hasta inmaduras asegurando que esta es la oportunidad de salir de Chávez porque todos sabemos que es mentira.

Claro está que nos encontramos frente a la mejor oportunidad que desde hace mucho tenemos para empezarle a hacer su maleta.

Por esa razón la preocupación, por esa razón la inquietud que se siente cuando se teme llegar tarde al aeropuerto y que se le haya ido el avión.

No podemos darnos el lujo de dejar ir el avión, de llegar tarde y ver cómo se aleja sin nosotros a bordo.

En función de eso, con la misma claridad de antes, les digo a todos aquellos que un día se levantaron, se miraron al espejo y se dijeron a sí mismos al punto de creérselo hasta la médula: ¡Yo soy el mejor candidato de todos!, que aterricen, que dejen de creer en pajaritos preñaos y dejen de pensar en el traje que se pondrán el día que ocupen su curul, mientras otros saben que ya le tienen planchada la camisa roja lista para estrenar porque “la oposición no aprende”.

Han salido, como era de esperarse, candidatos de hasta debajo de las piedras. Todos se juran el mejor. Todos asumen que son fundamentales en las posibilidades de cambio de nuestro país y sin ánimo de menospreciar a ninguno, es posible que así sea, pero para comenzar a dar esos cambios, primero hay que GANAR.

Y no lograremos ganar los curules necesarios en la Asamblea Nacional para meterle el freno e’ mano a Chávez, si como de costumbre, seguimos atomizados, si tenemos mil candidatos que se llevarán un puñado de votos cada uno y que finalmente terminarán si acaso dando una rueda de prensa para “analizar las razones por las que los objetivos no fueron alcanzados”.

Esas razones las hemos analizado un millón de veces y no podemos permitir de nuevo manosearlas.

Tiene que terminar la necedad de un grupo de “respetables dirigentes partidistas”, que se autonombraron custodios de la voluntad popular y que asumen que pueden tomar decisiones sin más allá ni más acá, aunque una decisión errada de su parte pueda significar la DERROTA y la pérdida de espacios que pueden conquistarse, por necios.

Tiene además que terminarse la apatía de quienes viven esperando que los demás hagan, los que ven los toros desde la barrera pero eso sí, se les cae la lengua a pedacitos criticando cada metida de pata de la oposición.

Es hora de ponerle fin a tanta improvisación y tanto culipandeo de cientos de candidatos que tienen el voto propio y si acaso el de la familia y algunos allegados, pero que sumados podrían hacer la diferencia entre ganar o perder de un candidato con más apoyo que ellos.

No existe una fórmula mágica para lograr eso, pero definitivamente, los chavistas, sumisos a la voluntad de su “líder”, consiguieron la respuesta a esta situación hace mucho tiempo. ¡UNIDAD!.

Pero la de ellos no es una unidad retórica. Han demostrado firmeza a la hora de seguir una línea electoral y ello les ha llevado a triunfar. Cuando se han dividido o apartado del ala paternalista del líder, se han ido en picada.

Pues bien, no es un librito que le escribieron sólo a ellos.

Pero ¿cómo lograr que la oposición se ponga de acuerdo y tenga candidatos únicos?. A mi juicio y manera de ver, la decisión no está en manos de los “respetables dirigentes partidistas” que se sientan a cuadrar cuentas y nombres mientras los venezolanos seguimos ¡jodidos!.

La decisión está en manos de la gente, que finalmente es la que VOTA, es la que pone o quita. De allí el llamado, la exigencia, de unas elecciones primarias en las que se decida una sólo fórmula a seguir y que de esta manera, como los espartanos, se avance como un solo hombre hacia un objetivo.

Nadie puede comprender cómo es que se tienen tantos argumentos contra las primarias. ¿Cómo puede un candidato asegurar que vencerá a los chavistas en las elecciones si teme medirse en unas primarias?. Es absurdo.

Los “respetables dirigentes partidistas” tendrán que comenzar por entender, que no son dueños de la voluntad y las decisiones de un pueblo, que si está en el ánimo de los venezolanos lograr candidatos únicos por la vía más democrática de todas que es la vía del voto, pues ¿quién carajo son ellos para decir que no?.

No terminaré simplemente llamando a todos a respaldar unas primarias, sino pidiéndoles que se activen en sus comunidades, que se reúnan, que hagan el trabajo previo desde ya, que sepan cuántos son y con quiénes se cuenta para trabajar duramente a la hora de hacer unas primarias que gocen de credibilidad. Ya está bueno de dejarle el garrote en las manos al ciego, porque entonces nos hacemos corresponsables de sus torpezas, de sus desastres, de todo.