lunes, 23 de julio de 2018

La 3 con 19






 Por Erika Polanco

Esa nomenclatura es la de mi avenida y mi calle, la Av. 3 con la calle 19, ahí en el centro de Mérida.
Esa esquina suelo verla a diario, con sus historias urbanas y recogiendo un poco de las experiencias que he vivido en los más recientes 5 años en mi taller de azúcar, Tortik´s Mérida.
El pasado viernes 20 de julio tocó a nuestra puerta la vecina Zulay Hernández, quien encabeza el Consejo Comunal de la zona para preguntar por mi esposo.
Me comentaba la vecina que quería conversar con él porque sabía que él siempre limpiaba esa esquina, la barría y a veces la lavaba después de que el camión recogiera la basura.
Ese día precisamente la Alcaldía de Mérida había enviado un camión volteo a recoger la montaña de basura que ahí reposaba, en vista de que un montón de “cómodos” habían decidido que su basura se veía mejor en nuestra esquina que en el frente de sus negocios y locales comerciales.
Ese es el precio del abandono de esa esquina que antes era el Kontiki.
Allí a diario cualquiera se sentía con derecho de ahogarnos en basura porque muchos creen que el centro de la ciudad no tiene dolientes.
Lo cierto es que ese día acordamos que al día siguiente, el sábado 21 de julio, lavaríamos y recuperaríamos esa esquina porque no estábamos dispuestos a que siguiera siendo el vertedero de basura de los negligentes del sector.
Y así fue. Muy temprano se iniciaron las labores.
Una ferretería cercana donó pintura, entre los vecinos y un comerciante de la zona proporcionamos detergentes, la peluquera permitió que de su local se conectara la manguera, hasta el señor de la pizzería y de un local cercano de comida, colaboraron con refresco y pizza para los vecinos.
Eslliam, mi esposo, paró un rato las labores de restregar el mugriento piso para subir al apartamento y preparar limonada.
No llegaba a una docena la cantidad de vecinos, eran muy pocos, pero decidieron recuperar esa esquina y así lo hicieron.
Esta fue una labor ciudadana, vecinal, 100% comunitaria.
No puede nadie distinto a esa vecindad, abrogarse esta tarea como si le perteneciera o fuese parte de ella. Lavar, restregar, pintar, colgar plantas y hacer de ese espacio una esquina limpia, es única y exclusivamente, una labor de la comunidad, de los vecinos, de quienes allí hacemos vida.